El FC Barcelona jugó una buena primera media hora de la que no obtuvo renta y fue penalizado por viejos pecados pendientes de reparación. Se advierte una mejor exposición y orden que, sin embargo, no le alcanzaron para sumar los tres puntos en juego que hubieran puesto al equipo en zona de Champions League.
La absurda reglamentación que obliga a los clubes a jugar con siete futbolistas del primer equipo, volvió a perjudicar los méritos deportivos de Nico que fue el sacrificado para ocupar, de inicio, puesto en el banquillo. En beneficio de salvaguardar el dibujo táctico con el mantenimiento de Jutglà en el vértice del ataque en el consolidado 4-3-3 de Xavi Hernández.
Insistió Xavi en situar a Araújo en la banda derecha y, esta vez, Éric García le ganó la partida a Lenglet, que durante la segunda mitad hubo de reemplazarle al sufrir el catalán una tarascada grosera de Rafa Mir, en forma de rodillazo costal y que quedó impune de sanción.
Bajo una incesante lluvia, que admitió el magnífico drenaje de la hierba del estadio sevillista, ambos cuadros jugaron un competido partido. Bien el Barça en la primera media hora inicial, mostrando iniciativa, convicción y criterio en la conducción del juego. Nuevamente bajo la estela de este Gavi que ya no sorprende, por la reiteración brillante de sus aportaciones, donde imparte talento y garra en proporciones sublimes.
No obstante, el talón de Aquiles del Barça son las jugadas de estrategia del rival a balón parado y en el minuto 32, botó un córner Rakitic, Abde se despistó en la marca y Papu fue al espacio para marcar en un disparo raso y cruzado, que pareció más un pase a gol, al que un tapado Ter Stegen no pudo poner réplica.
Al filo del descanso se reparó parcialmente un marcador que no reflejaba los méritos contraídos de unos y otros. Fue gracias a otro córner que lanzó diestramente Dembélé a la zona de remate donde se elevó, suspendido en el aire, Araújo para conectar un remate ganador por potencias y colocación, facultado por un giro de cuello como mandan los cánones.
En el segundo período, salieron los hispalenses con más gas, pero lo estropeó Koundé que lanzó un balonazo a la cara de Alba con toda la intención dañina, por lo que podríamos convenir que se auto expulsó.
El partido entró en una dinámica de bronquedad que favorecieron los intereses más conservadores de los locales. Aquí el Barça se aplicó más en la respuesta contestataria que en el propósito de ir a por el partido. Se perdió un cuarto de hora, antes de que los cambios inyectaran un nuevo brío.
A medida que el reloj avanzaba, se ratificaba el conformismo local y crecía el empeño visitante en superioridad numérica. Tuvo el gol en la cabeza Gavi, pero su remate no encontró los tres palos, pero más clara sería la ocasión de un activo Dembélé que concluyó una acción individual con un disparo que fue repelido por el palo y que estuvo a punto de tocar en el portero, lo que hubiera reportado funestas consecuencias en forma de autogol.
Sobre el pitido final, Alba gozó de la última oportunidad. A la vista de la clasificación general el empate favorece más al Sevilla que se afianza en la segunda posición, con un colchón de seguridad de cinco puntos sobre su vecino el Betis y diez obre el Barça que ocupa la séptima posición, ex aequo, con el Valencia.
Pero el gran beneficiado fue quien no jugó. El líder Real Madrid, en igualdad de partidos jugados, logra una ventaja de cinco puntos sobre el cuadro hispalense. No hubiera sido así si el Sevilla hubiera vencido, hace unas jornadas, en el estadio Santiago Bernabéu como mereció, en lugar de un empate raquítico para su demostración futbolística que quedó penalizada por el garrafal error de su portero Bono. Todo lo contrario de otros muchos partidos que, con muy poco, le ha servido al Sevilla para amasar puntos, algunos con goles decisivos sobre el pitido final del colegiado.
El resumen en blaugrana es que el equipo va mejorando paulatinamente y empiezan a notarse los principios futbolísticos de su nuevo técnico, si bien las velocidades son distintas a las necesidades más perentorias que fijan los objetivos de sumar puntos cada partido de tres en tres.
La remodelación de la plantilla en enero puede otorgar la titularidad a Alves en el lateral y devolver a Araújo al centro para hacer tándem con un excelente Piqué en el estadio Sánchez Pizjuán. La vuelta de Pedri y Ansu Fati, el crecimiento imparable de Gavi, secundado por Nico y Abde, y el fichaje de un goleador (Ferran Torres, preferentemente) pueden otorgar ese salto de calidad a una plantilla que, por tarjetas, perderá a Busquets y Gavi en la próxima confrontación ante el Mallorca. O así piensa nuestra pluma.
@albertgilper
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Sevilla FC 1 FC Barcelona 1, protagonistas y goles
SEVILLA FC, 1: Bono (3); Koundé (1), Diego Carlos (2), Fernando (2), Rekik (1); Rakitic (2) (Gudelj, 2, 70’), Delaney (3) (Agustinsson, 85’), Jordan (2); Ocampos (2), Rafa Mir (2) (En-Nesiry, 2, 70’), Papu Gómez (3) (Juanlu, 85’).
FC BARCELONA, 1: Ter Stegen (2); Eric (3) (Lenglet, 2, 72’), Piqué (3), Araujo (3), Alba (3); Busquets (3), De Jong (2), Gavi (3); Dembélé (3), Jutglà (2) (Nico, 2, 72’), Abde (2).
Goles: 1-0 m. 32, Papu Gómez; 1-1, m.45 Araújo.
Árbitro: Carlos del Cerro Grande (Madrileño). Amonestó a los locales Delaney (35’) y Juanlu (86’) y a los visitantes Busquets (12’), Abde (73’), Gavi (76’). Expulsó a Koundé con roja directa (64’). En el VAR, Iglesias Villanueva.
Asistencia: 31.358 espectadores en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán.