El FC Barcelona en el escenario oscense de El Alcoraz observó dos caras, una de las cuales nos conduce al optimismo moderado y la otra negativa es consecuencia de la “pertinaz sequía” expresión referida a la falta de goles y que tiene antiguos tintes políticos provenientes del franquismo y referidos a la meteorología y el remedo de los pantanos.
Observamos a un Barça que retornó al brillante pasado retomando el estilo propio. Puso calidad, empeño y el oficio lo olvidó en el último menester del remate definitivo. Fue en una gran primera mitad donde se erraron ocasiones de gol clamorosas. Menos mal que se acertó en una provocada por la asistencia majestuosa de Messi y la visión y buen toque de De Jong que, rara avis, entró hasta el área pequeña a rematar.
En el segundo período el Barça sesteó un tanto, pero siguió creando oportunidades de gol que falló por falta instinto rematador. El rival, colista de LaLiga y no es un dato baladí, solo fabricó una ocasión de gol y le obsequiaron con otra.
La de gestación propia se corresponde a un taconazo de Rafa Mir a la resolución atípica de un saque de esquina y, la otra, no menos inaudita, llegó en una cesión “enemiga” de Busquets a Ter Stegen que obligó al alemán a poner los cinco sentidos para rechazar con la testa el balón en la misma línea de gol, cuando se colaba justo por debajo del larguero.
Esta intervención aciaga de Busquets nos lleva a recordar otras que han costado la friolera de ocho puntos, que con la referencia del Atlético han sido diez al permitir al cuadro colchonero sumar dos puntos más, al convertir el empate a una victoria local en el Wanda Metropolitano por la pifia de Ter Stegen.
A estas jugadas extrañas que han castigado severamente la clasificación liguera del Barça se han de añadir las de Neto, Lenglet o Araújo. Se fueron al limbo precisamente los puntos que ahora se precisan para competir con igualdad con los dos equipos punteros de Madrid.
En esta jornada, los madridistas marcaron sendos goles al Celta, como réplica inmediata a jugadas que podían haber acabado en gol en la puerta de Courtois. Otro tanto ocurrió con el Atlético que aprovechó, al filo de la media parte, la única ocasión que dispuso. Una jugada ensayada a balón parado que peinó Luis Suárez para desviar la dirección del balón.
Luego, tras sufrir la desgracia del autogol de Felipe a escasos minutos del final, supo corregir y alcanzar la victoria con otro gol del uruguayo que ya suma nueve tanto en liga y está en lo alto de la clasificación de goleadores.
Este Barça está a merced de los goles de Messi, el cual está destacando más en la faceta asistencial que en la goleadora. A pesar de ello, contabiliza siete dianas. Y es que sus compañeros quedan lejos. La lesión de larga duración de Ansu Fati ha restado poder de realización. Griezmann ha marcado tres goles, Braithwaite, Coutinho y Dembélé, dos. Fati contabilizaba cuatro hasta su grave lesión
El gran fisco es Griezmann. Es significativo que, con el resultado de empate en el Camp Nou frente al Eibar, Koeman cambiara al francés. En esta jornada ya no fue titular a pesar de las ausencias obligadas de Coutinho y del citado Ansu Fati.
Un jugador que llegó a pie cambiado, innecesariamente y con un año de retraso y con un coste superlativo de 135 millones de euros, que se sumaban a otras inversiones, también centenarias, que supusieron las contrataciones de Coutinho y Dembélé.
Más de cuatrocientos millones de euros que han hipotecado la gestión de renovación de la plantilla. Hasta el punto de que se ha tenido que regalar a Luis Suárez a un rival directo porque la masa salarial era insostenible. Ahora se echan a faltar los goles de “el pistolero” Y es que el charrúa, aún mermado por la edad y las lesiones, seguía siendo el mejor argumento goleador para el Barça.
La clasificación general no observa ese déficit goleador que damos cuenta, pues el equipo ha marcado treinta goles, los mismos que el Real Madrid que ha disputado un partido más y un gol más que el líder Atlético que ha jugado un partido menos que los blaugranas.
La diferencia está en el índice goleador. El FC Barcelona necesita generar muchas más ocasiones para transformar las jugadas en gol, en tanto que los equipos madrileños muestran un porcentaje de aciertos mayor.
¡Al loro!, que diría Joan Laporta. No estamos tan mal. En la comparativa, la diferencia son pequeños detalles. O así piensa nuestra pluma.
@albertgilper
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