Arribó el Barça a San Mamés con el recuerdo de sus dos últimas derrotas minimalistas por sendos goles alcanzados a punto de expirar los encuentros. En el primer caso, fue en la competición de LaLiga con la chilena espectacular de Aritz Aduriz y, el pasado mes de febrero, en Copa del Rey con el gol de Iñaki Williams.
La complicación de este feudo histórico la otorgan las estadísticas que señalan la proximidad igualitaria de los resultados en los quince partidos disputados en las distintas competiciones en la última década, con cinco victorias por seis visitantes y cuatro igualadas.
Koeman solo estableció el cambio de Braithwaite por Griezmann con relación al último partido victorioso en Huesca, manteniendo ese dibujo más próximo al 4-3-3 tradicional y con el francés más sacrificado en la punta, lo que hace que su labor sea más oscura y esté menos conectada con el balón.
El encuentro comenzó fatal para los blaugranas que no supieron frenar el arreón inicial de los leones. No se había extinguido el tercer minuto cuando el veterano Raúl García se anticipaba a Busquets y lanzaba un balón al espacio para la carrera de Williams que superaba por dos veces a Lenglet, disparando a la red en un disparo que no parecía tenía el marchamo de imparable para un portero de la reconocida solvencia como Ter Stegen. Contabilizaba Williams su cuarto gol al Barça, en contraposición al único tanto que ha marcado al Real Madrid en un listado con anotaciones de múltiples oportunidades marradas.
En pocos minutos, mientras los blaugranas buscaban su ubicación en el terreno de juego, los bilbaínos llegaron hasta cuatro veces a los aledaños de Ter Stegen con malignas intenciones. El 4-4-2 habitual del debutante en el banquillo local, Marcelino García Toral hacía estragos. El Barça iba a remolque en el marcador por décima vez en los diecisiete envites precedentes y solo una vez había conseguido la reversión.
Un disparo demasiado centrado de Dest induce al inicio de la combustión del equipo de Koeman, al que sigue un disparo lejano del muy activo Dembélé, que obliga a emplearse a fondo a Unai Simón para desviar el balón a córner.
Fue preludio del gol de la igualada que llega en el minuto trece, en un balón que bombea, muy pasado, en diagonal al segundo palo Messi para que la fe de De Jong le haga alcanzar el balón que devuelve en un toque delicado para el cabezazo inapelable de Pedri, asegurando el remate certero con los pies clavados sobre el rectángulo. Su primer gol con la testa en su corta carrera.
El Barça había recobrado el pulso al encuentro siendo denominador de la situación y el marcador lo reflejaría en el minuto 38 en una excelsa y doble combinación entre el profesor Messi y el primero de la clase, Pedri. La pisada del balón de Pedri, dejando expedito el remate franco de Messi con una defensa y un portero decantados en sentido contrario a la dirección del juego, quedará en los manuales del fútbol.
Aún pudo marcar el Barça el tercer tanto en las acaballas del primer acto, en una recuperación de Pedri, un centro de Griezmann y el remate de Messi que toca el palo por su parte exterior.
Descompuesto los rojiblancos, la segunda mitad tiene claro color visitante, una vez superado el trance de los dos intentos locales en dos centros laterales de Balenziaga y Capa. En uno Araujo se anticipa a Williams y en el otro Raúl García no llega al remate. Es la jugada preferida del Athletic Club, el segundo equipo más centrador del campeonato.
Al minuto 52 a Messi le anulan un gol por un fuera de juego de VAR. Seis minutos más tarde un gran disparo del argentino se topa con el poste como último obstáculo. Y al tercer aviso llegó la puntilla con el tercer gol, segundo de Messi que remató de primeras un centro raso de Griezmann, a modo de los que prodiga Jordi Alba.
La dupla Messi- Pedri seguía funcionando en la elaboración y el Barça gustaba y se gustaba. En el minuto 71, nuevamente el palo priva a Messi de un nuevo tanto que hubiera significado el “hat trick” y el desempate para el trofeo Pichichi, donde ya queda aupado en una primera posición compartida con Gerard Moreno, Luis Suárez e Iago Aspas. Todos ellos con nueve dianas.
El Barça compraba números de la rifa para el cuarto gol, pero inesperadamente lo que llegó fue un obsequio de Messi que erró en un pase central y propició el corte de Capa, el pase en profundidad a Iker Muniain y la muy buena resolución del navarro cruzando el balón lejos del alcance de Ter Stegen. No había tiempo para más.
El crecimiento de algunos futbolistas explica parcialmente la nueva orientación del equipo. Araujo se está revelando como un gran central con empaque y capacidades de mando y decisión, De Jong está acelerando su importancia en el medio campo en una posición más próxima a la del interior clásico y Dembélé muestra su repertorio infrecuente de habilidades y destrezas que le hacen un jugador único.
Queda el tándem Messi- Pedri. Tres lustros les separan y el argentino parece que vuelve a renacer al lado del canario que lleva el fútbol en las venas. Como no hay dos sin tres, hará falta esperar la recuperación física de Ansu Fati.
Fati y Pedri pueden tener la llave para que Messi no quiera perderse en primera persona la eclosión en el firmamento de los nuevos astros. O así piensa nuestra pluma.
@albertgilper
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Athletic Club de Bilbao 2 FC Barcelona 3, protagonistas y goles
Athletic Club de Bilbao: Unai Simón; Capa, Unai Nuñez, Íñigo Martínez, Yuri (Balenziaga, m.31); De Marcos (Berenguer, m.65), Vencedor, Vesga (Dani García, m.65), Muniain; Williams y Raúl García (Morcillo, m.80).
FC Barcelona: Ter Stegen; Dest (Mingueza, m.75), Araújo, Lenglet, Jordi Alba; Busquets, De Jong, Pedri; Dembélé (Braithwaite, m.75), Griezmann y Messi.
Goles: 1-0, m.3: Williams. 1-1, m.14: Pedri. 1-2, m.38: Messi. 1-3, m.62: Messi. 2-3, m.90: Muniain.
Árbitro: Carlos del Cerro Grande (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los locales Vesga (m.27), Dani García (m.70), y a los visitantes Lenglet (m.57).
Árbitro VAR: Ignacio Iglesias Villanueva (Comité Gallego).